domingo, 24 de mayo de 2009

La educación en México y las Pymes


  • Por el Dr. Jesús Héctor Muñoz Escobar


La educación es uno de los atributos más estratégicos de cualquier nación, pues representa las posibilidades de creatividad y desarrollo intelectual para afrontar los retos de cualquier comunidad en cualquiera de sus aspectos; en el caso de México, los indicadores llaman a una reflexión, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), recientemente se ha convertido en referencia internacional obligada para analizar los logros y errores de la educación, cuyos informes y recomendaciones son ampliamente difundidas en México, quien se adhirió a este organismo en 1994. 


De acuerdo con datos de la  OCDE, México ocupa el último sitio en gasto por alumno de los 30 países que integran el organismo. A pesar de que en el Presupuesto de Egresos de la Federación el rubro que más gasto representa para el gobierno es el de la educación, la inversión para este ramo no es suficiente, debido a que por cada uno de los 27 millones de estudiantes del país se destinan al año solamente 37 mil pesos, cuando la media de las naciones que integran la OCDE es de 117 mil pesos. 


Otros datos duros con respecto a este asunto, se refieren a los niveles requeridos para el gasto en educación, según los estándares internacionales, se debe destinar a este rubro por lo menos el 8% del PIB, y en México en los últimos cinco años se ha invertido en el rubro apenas el 4%. Asimismo, en México el sistema educativo atiende sólo al 55.7% de la población en edad de cursar el nivel Bachillerato. En educación superior son menos distantes las comparaciones pero siguen siendo poco alentadoras, el promedio de los países de la OCDE es cuatro veces mayor que el gasto en México en este nivel educativo (Universitario). 


Las experiencias en cuanto a inversión a educación a nivel internacional sugieren que el desarrollo de los países está fuertemente asociado a la construcción de capacidades sólidas en estos rubros: Estudios comparativos demuestran que las naciones que invierten en la educación logran un marcado crecimiento en el ingreso per cápita. En el periodo de 1970 a 2000, la inversión en ciencia y tecnología, como porcentaje del PIB, creció en México dos veces; Brasil, 4.5; España, cinco; Corea, nueve. Y el ingreso per cápita se multiplicó en dólares corrientes: México 3.8 veces; Brasil 6.3; España 7.4; Corea 25.4. 


Es por ello que es fundamental para los próximos años tener un proceso que responda a una política pública, cuya meta sea enlazar la tarea académica-científica y la innovación tecnológica con el aparato productivo, con una fuertes incentivos desde el gobierno, facilitando esta labor a través de mecanismos sencillos diseñados para este efecto, que induzcan al sector productivo y al académico a su acercamiento, sin duda esta será una tarea de altísima prioridad para que México entre otra necesarias estrategias (reformas estructurales) retome el camino del desarrollo económico, que hoy tanto se extraña. 


Comentarios: jhme@jhmunozirizarymcbride.com.mx

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