jueves, 29 de abril de 2010

Reflexiones sobre el papel de la banca


Por Mario Correa Martínez


En la reciente convención bancaria fue común, por parte de las autoridades financieras, el llamado a los bancos para que aumenten el crédito, y detonen con ello un mayor nivel de actividad económica.


También se señalaba que la profundidad que alcanza la actividad financiera no corresponde al tamaño ni a la sofisticación de la economía. Ante este llamado, y dada la coyuntura actual, vale la pena hacer algunas reflexiones respecto al papel de la banca y la realidad de la economía mexicana.


Para entender la naturaleza del negocio bancario, hay que comenzar por platicar brevemente y de forma coloquial la historia del surgimiento de los bancos. Los primeros banqueros fueron herreros. ¿Por qué herreros? Por que eran los que podían construir cajas fuertes para guardar cosas importantes como monedas de oro.


En algún momento de la historia, las personas acudían a los herreros para que estos guardaran las monedas en sus bóvedas, a cambio de lo cual entregaban un billete que respaldaba cierta cantidad de oro. Con el paso del tiempo, los herreros se dieron cuenta de que podían prestar parte de las monedas y obtener un beneficio, y comenzaron a prestar dinero, convirtiéndose en banqueros.


De la historia anterior hay que notar que el principio del negocio consiste en resguardar los fondos de terceros. Antes que nada, los bancos son custodios de los ahorros de las personas, por lo que una parte fundamental del negocio consiste en asegurarse que estos fondos estarán disponibles de acuerdo con las necesidades de los depositantes.


En segundo lugar, los bancos buscan invertir esos recursos en las actividades más seguras y rentables que puedan encontrar. En la medida en que tienen éxito en esta actividad, lograrán generar rendimientos.


Debido a la naturaleza de su negocio, el sector bancario es pieza fundamental para el buen desempeño de la economía, ya que son los encargados de captar el ahorro de la economía y de destinarlo a las actividades más productivas.


No es difícil ver que mientras más créditos rentables logren otorgar los bancos, más utilidades generarán para sus accionistas. Los bancos siempre tienen un " deseo intenso" de colocar créditos rentables. El problema que tienen al hacer esto es distinguir aquellos acreditados y proyectos que serán solventes y productivos.


Cuando una cantidad importante de los créditos otorgados deja de ser pagada, el banco que los otorgó se mete en serios problemas. Los bancos tienen entonces que balancear el otorgamiento de crédito con el control de riesgos que ello implica.


Regresando a la situación actual por la que atraviesa la economía mexicana, hay que notar que a pesar del optimismo expresado por las autoridades económicas y por los propios analistas de los bancos; aún persisten dudas sobre el futuro de mediano y largo plazos de la economía.


Estas dudas frenan a las empresas para realizar proyectos de inversión y a las personas para realizar compras importantes como casas, automóviles y bienes durables, lo que mantiene limitaciones a la demanda de crédito que se observa por parte de los bancos.


A lo anterior hay que sumar otra característica peculiar de la realidad mexicana: una gran cantidad de la actividad económica se realiza en el sector informal de la economía.


El mismo problema que tiene la secretaría de Hacienda para recaudar impuestos es el que enfrentan los bancos para encontrar acreditados que cumplan con las características que se espera en las personas y empresas solventes.


La baja penetración financiera que existe en nuestro país muy probablemente se explica por los mismos factores que generan una alta participación del sector informal en la economía.
Cabe notar también que la situación actual de la banca en México es muy favorable, a pesar de la severa crisis de 2008. Los bancos mexicanos se encuentran bien capitalizados y en buenas condiciones.


Así, para lograr detonar un crecimiento significativo en el crédito en México, no hace falta "empujar" a los bancos. Lo que hace falta es que mejoren las perspectivas de mediano y largo plazos de empresas y personas, lo que ocurrirá en la medida en que se consolide la reactivación de la economía y mejore el empleo.


Aquí volvemos al tema de las reformas estructurales, sobre las que habrá que insistir hasta el cansancio (de los diputados). En la medida en que se profundice la reforma fiscal, habrá más recursos disponibles para inversiones productivas.


Una reforma laboral que flexibilice el mercado de trabajo y que permita la integración de más personas a empleos formales, producirá más consumidores acreditables para la banca, y más crédito.


Por último, en la medida en que mejoren también las condiciones para el cobro de las deudas, mejorará la disposición de los bancos a otorgar créditos. Que el crédito crezca no es una cuestión de ganas, sino de generar condiciones sanas.

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