lunes, 11 de mayo de 2009

El virus de la actitud: ¿el mundo da la espalda a México?

  • Por Mario Barron Pérez-Moreno (*)
El Financiero en línea

Han pasado menos de trece días y se ha dejado de sentir que el virus hoy llamado de la influenza humana o AH1N1, arrebató toda una semana el alma a las calles de la Ciudad de México; como nunca antes en su historia moderna, barrios tan emblemáticos como La Condesa, lucieron vacíos, sin luces, sin vida; en otras palabras, irreconocibles en plena noche de viernes, cuando en la normalidad gozan de movimiento y algarabía para propios y ajenos; para colmo de males, el pasado lunes 27 de abril, tan sólo cuatro días después del anuncio oficial por parte de la Secretaría de Salud de México que anunciaba la detección de un nuevo virus que venía afectando a varias personas principalmente en los estados de San Luis Potosí, el Estado de México y el Distrito Federal, sufrimos un temblor cercano a los 6 grados en la escala de Richter, haciéndonos preguntar a varios de nosotros, si esto acaso era un aviso de la adversidad a la que se enfrentaba nuestra nación.

En cuestión de horas, la noticia de la nueva infección dio la vuelta al mundo entero, situando a mi país como el ojo del huracán, ya que supuestamente de aquí surgió el peligroso virus que luego fue esparcido en otras naciones como España, Inglaterra y Nueva Zelanda; precisamente en este punto y sin que mis palabras toquen la irresponsabilidad y mucho menos tengan la intención de agredir a nadie, notamos que la información que algunos medios de comunicación de muchos países manejó, ha sido llevada a niveles superiores a la realidad: “Caos…la peor tragedia en la historia de México”, decían medios asiáticos, cuando las autoridades daban a conocer 5 casos fatales en una dimensión poblacional de 20 millones de personas sanas del virus. ( a la fecha, han sido anunciadas 48 muertes oficiales, las cuales se contabilizaron desde la fecha probable en que apareció el virus en el país, es decir antes del anuncio oficial)

Esta rara enfermedad empezó a ser llamada “la gripe o peste mexicana” por medios de Europa y de América Latina, si bien en la realidad, el virus se originó en Asia, como derivación de la gripe aviar, trasladándose luego a Estados Unidos de América, en California para ser precisos y de ahí, desafortunadamente en un primer caso, al estado de Oaxaca, México.

Se empezó a generar un miedo, alimentado en mayor grado quizá, por el sensacionalismo mediático del momento o tal vez por el lógico contexto que una pandemia desconocida y letal implica en un mundo lastimado e interconectado económicamente hablando.

La cuestión o punto focal que motiva estas líneas consiste en que en diferentes partes del mundo, muchos compatriotas nuestros son ahora víctimas de una fuerte discriminación, al grado de sufrir hasta humillaciones en los aeropuertos o incluso en las calles, como si se tratasen de portadores de lepra o fuesen deliberadamente los causantes de una catástrofe epidemiológica que nos estuviera arrastrando a todos sin remedio. Pero en México se adoptaron en tiempo justo medidas que los gobiernos tanto federal como local estimaron pertinentes, siguiendo por otra parte, todos los protocolos en concordancia con la OMS, tanto así que el Gobierno de la República al descubrir la existencia de este virus, informó inmediata y responsablemente a las demás naciones.

Hay un gran miedo global detrás de estos hechos, la OMS ha informado de nuevos casos de contagio en países tan distintos como Costa Rica y Hong Kong y si bien se ha dado a la tarea de emitir una serie de recomendaciones y medidas a nivel institucional y poblacional, a fin de contrarrestar el avance del virus de la influenza humana, el miedo y sus manifestaciones persisten, no obstante, por razones todavía incomprensibles, hasta hoy las defunciones por esta enfermedad, se han registrado únicamente en México.

Todo ello en conjunto, ha provocado lógicas y debidas medidas de precaución, pero también actitudes negativas hacia todo lo que tenga que ver con mexicanos, situaciones que lastiman y ofenden no solo a nosotros, sino al propio valor humano, extendiéndose como una larga línea de gasolina en el suelo al fuego o peor, como un virus en el aire; ahora bien, a la inversa, las noticias sobre las reacciones en el exterior nos llegaron como puntas de lanzas no sólo a nuestros ojos y oídos, sino a nuestros corazones.

China se ha distinguido en estos momentos como el país que ha tomado las mas fuertes medidas de control sanitario y se habla de dos aviones que dirigió a México con ayuda humanitaria, cuando al mismo tiempo 45 mexicanos sanos que viajaban a ese país por diversas razones, sufrieron en carne viva vejaciones en el aeropuerto, obligándolos a bajarse del avión, en muchos casos sin siquiera ser analizados o revisados, simplemente tomándoles la temperatura o ni eso, algunos testimonios nos hablan de malos tratos, expresiones de asco por parte de autoridades de inspección o aeroportuarias en Beijing, al no querer tocar los pasaportes de color verde y con nuestro escudo nacional de color dorado, un águila devorando a una serpiente.

No es mentira que algunas autoridades ofrecieron un trato respetuoso a nuestros conciudadanos, como en Shanghai, donde debemos mencionar que los mexicanos detenidos fueron llevados a un hotel de buena categoría y con un trato humano. Es comprensible, todo gobierno está en su perfecto derecho y obligación de proteger la salud de sus compatriotas, tomando todas las medidas que considere necesarias.

Ahora bien y sin ningún animo de faltar el respeto a la cultura china, los que hemos tenido la oportunidad de residir en este enorme país por periodos prolongados, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que en muchos puntos de ciudades de gran tamaño como lo son la misma Beijing o Guanzhou, existen condiciones sanitarias lo bastante lejanas de ser apropiadas, además este y otros países asiáticos tienen ya una experiencia con las epidemias del SAR y la gripe aviar. Peor aún, con todo y sus medidas y el trato de segregación que tuvieron para con nuestros conciudadanos, ya se anunció el primer caso de influenza humana en China, con un hombre que curiosamente, regresaba a su país no de México, sino de Estados Unidos.

La diferencia estriba en que México sin dejar de tomar medidas precautorias, jamás adoptó acciones que implicaran el maltrato a ningún ciudadano chino que entró al territorio mexicano en aquél periodo de tiempo, incluso en 2001 y en 2002 México mostró su solidaridad a esta nación en repetidas ocasiones, incluso se acaba de emitir un comunicado por parte de la cancillería mexicana donde se anuncia un decreto que facilita las inversiones mutuas con China.

Ciertos especialistas internacionales afirman que entre países no existen los cariños, sino los intereses, idea que no compartimos, México a través de los años ha demostrado solidaridad con países que lo han necesitado, dando abrigo, seguridad y trabajo, recibiendo con brazos abiertos a los hermanos exiliados de Argentina y de Chile, en sus etapas de dictadura, qué decir de la ayuda y reconocimiento brindado a Cuba durante la intervención estadounidense. En los periodos más fuertes de la historia moderna, recibimos a mujeres y hombres españoles, con quien nos une un gran lazo cultural y fraternal, así como ciudadanos judíos…en fin, personas que en México hallaron un hogar, un sitio donde prosperaron sus familias y tuvieron oportunidades para crear fuertes empresas, pero sobre todo, donde gozaron de los bienes mas invaluables que puede ostentar una persona, la libertad y la certeza.

¿Subjetividad? Tal vez, en gran medida, pues soy mexicano y me duele que un país conocido por dar cobijo a quienes lo han necesitado a través de décadas y en un gran etcétera, sea llamado nido de “apestados” o “puercos”, que nos aíslen como si fuésemos cubos llenos de deshechos tóxicos o sacos de gérmenes, que nos señalen como “causantes de un mal global”, cuando el verdadero mal lo es la incomprensión, el prejuicio o mucho peor, el miedo irracional. Pero, ¿que ocurre en general en México, especialmente en el Distrito Federal?

Aquí comemos y bebemos, con las debidas precauciones y hasta este momento (afortunadamente) no conozco a nadie que se haya contagiado del mortal virus, por las calles, los transeúntes en su mayoría, portábamos por precaución, cubre-bocas esterilizados, muchos de los cuales fueron repartidos en puntos estratégicos por cuerpos del ejercito… y gracias a nuestro humor, el ingenio por el que es conocido el mexicano, haciendo frente a esta crisis, portaban los cubre-bocas con inspiradoras sonrisas dibujadas, figuras de comics o personajes emblemáticos hasta llegar al colmo con los cubre-bocas para automóviles, haciéndonos sonreír un poco por encima de las circunstancias.

Pero las medidas adoptadas han cambiado para bien nuestros hábitos, haciéndonos aun más higiénicos de lo que usualmente éramos, que no era poco cabe agregar; los geles desinfectantes a base de alcohol, son ya de uso diario y repetido, si bien el evitar tocar a personas y tomar medidas en trabajos como revisar a personas que presenten síntomas, fue difícil en principio, cuestión de consciencia al final.

Hubo preocupación mas no pánico, inevitablemente, se dispararon la ventas y los precios de productos de limpieza y alimentos enlatados, se suspendieron en todo el país las clases en todos los niveles, para evitar posibles contagios masivos, también se emitió un paro técnico por parte del gobierno del Distrito Federal con el mismo fin, por mas de una semana, pero muy criticado porque afectó seriamente a restaurantes, comercios y sitios de esparcimiento como teatros y salas de cine, finalmente este 6 de mayo, disminuyó la alerta epidemiológica en la ciudad y cabe destacar que Estados Unidos ha registrado más de 1,650 casos, por encima de nuestro país, entonces, ¿porqué el flagelo a nosotros?

Habla un poco la indignación que me alberga, lo cual suplico a ustedes queridos lectores, tengan la bondad de perdonarme, pues mi intención es solo recordar a países tan hermosos como lo son España, lugar donde nacieron amigos y figuras entrañables en el arte o economía mexicanas…o Argentina, con quien innumerables veces, nos hemos tendido la mano mutuamente, México siempre se ha distinguido por su hospitalidad, por su calidez al extranjero, a quien siempre hacemos sentir como en casa, tal vez porque es parte de nuestra naturaleza. Pero también queremos hacerles saber que México no está dividido, que la efervescencia de sus calles esta de vuelta y que efectivamente contagiamos, no enfermedades, sino solidaridad, fuerza y fe en que es posible superar con creces cualquier adversidad.

(*) Co-Editor de Estrategia Pymes

2 comentarios:

  1. Con la “Influenza” se presentó una oportunidad para desterrar los malos hábitos del pueblo en el campo de la higiene, retomando la educación sanitaria tema relevante como una cuestión cultural, por ello era necesario acabar de una vez y para siempre con los puestos callejeros de alimentos contaminados, fuente de “recurrentes enfermedades diarreicas”, pero también fuente del dinero negro de la corrupción. Pero no se pudo o no se quiso, regresa la fritanga a las calles. La realidad nos ha demostrado que la ley en la materia, es otro de los muertos ante la influenza. Pero que conste, el virus no se ha ido, la posibilidad de que adquiera mayor capacidad letal no es un mito.

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  2. Estimado Mau

    Muchas gracias por tu participación, asuntos como la educación sanitaria están tomando cada vez mayor importancia, por otra parte, concordamos totalmente contigo, no debemos bajar la guardia ante la posibilidad de que empeore esa capacidad del virus, tenemos que mantener las medidas de precaución,

    Gracias!

    Mario Barron Pérez-Moreno

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