La cuestión del pseudo-socio incómodo

• Por Miriam Paniagua

Para muchas personas el abrir un negocio, una microempresa, es un reto, el cumplimiento de un sueño o una meta, el complemento de una vocación o en tiempos de crisis una alternativa necesaria e inclusive única.

La mayoría de las personas actúan de buena fe, sin pensar que una persona conocida, que puede ser hasta un familiar, que le ofrece la oportunidad de un buen negocio pudiera faltarle, en otras palabras, embaucarlo en una mala transacción o en una operación falsa.

No es lo mismo riesgo que engaño y no es lo mismo prudencia que falta de confianza.

Vamos a relatar el caso verídico de tres personas que confiaron en un "amigo", quien les hizo desaparecer una fuerte cantidad de dinero por la ilusión de colocar un buen negocio:

El "amigo" llegó un buen día con una propuesta atractiva a primera vista y la presentó a esos 3 amigos suyos; según su plan, abrirían un servicio de comida rápida pero sana a los trabajadores de un aeropuerto de México, ya que contaba con los contactos necesarios y una idea novedosa.

Les habló de un plan de retorno de inversión asegurándoles que no podía haber pérdidas y que en un lapso relativamente corto empezarían a ver ganancias.

La buena voluntad frente al abuso de confianza

Los tres amigos decidieron confiar en el cuarto amigo, ¿cómo podía fallar un plan que "fulanito" les dice que es tan bueno? Se escucha tan seguro…y sobre todo, ¿Cómo desconfiar de fulanito si es un gran amigo de tanto tiempo?

La cosa fue que a la hora de aportar el capital que les solicitó, 80 mil pesos el primero, 20 mil pesos la segunda y 10 mil pesos la tercera, confiaron el dinero a fulanito y tras recibir los respectivos recibos por cada aporte, esperaron el tiempo que les marcó aquél para iniciar operaciones de la empresa.

Luego de pasado el plazo, la segunda amiga empezó a preguntar que ocurría, al no tener ninguna noticia del negocio; de ahí surgieron diferentes fechas, con diferentes pretextos: "la Secretaría de Economía nos pone tales trabas, que piden tales dineros para cubrir una capacitación o bien permisos, etcétera, pero pronto verán resultados…prometido"…

La ignorancia de los incipientes

Después de pasado un tiempo, la segunda amistad, consultó a un abogado quien luego de contarle detalladamente la situación, le dio su opinión profesional en los siguientes términos: los ha estafado.

Le refirió que antes de haber facilitado tales cantidades de dinero, debieron haber consultado a un profesional, ya que no tenían conocimiento de cómo se debía establecer una empresa en forma:

a) Se debe iniciar la constitución de la sociedad, de preferencia y básicamente ante Notario, quien luego de explicarles los pros, contras y la mejor forma de establecerse, elaborará un acta constitutiva y cumplirá con ciertos requisitos;

b) Primero se debe presentar un permiso ante la Secretaría de Relaciones Exteriores, no ante Economía, quien determinará la factibilidad de registrar la denominación o razón social de la empresa solicitante y cuyo uso deberá ser demostrado en los siguientes 90 días hábiles.

c) Una vez autorizado dicho trámite, se continúa con el acta constitutiva, con todas las formalidades debidas, como la duración, objeto de la empresa, capital registrado, acciones, régimen de la sociedad, etcétera.

d) A la firma de los socios, el acta constitutiva se presenta ante el Registro Público de la Propiedad y el Comercio quien en un plazo más o menos de 30 días hábiles lo devolverá con su sello de registro y ahora sí a partir de entonces, la empresa tendrá validez frente a terceros o personalidad jurídica.

La fuente de todos los males

La labor de la Secretaría de Economía es asesorar y capacitar por medio de programas a las personas que quieren abrir una microempresa, darles las herramientas necesarias para poder tener mayores posibilidades de éxito.

En todo caso, el hubiera no existe, y en definitiva, viéndolo objetivamente, no es que los amigos fueran tontos, aunque para ese "fulanito" o pseudo-socio no fueran mas que pichones; luego de vacilar durante un rato, especialmente el amigo que perdió más dinero, decidieron interponer una demanda y el abogado les aconsejó la vía penal, ya que se trataba de abuso de confianza y fraude, ambos tipificados de delito, pero decidirse a hacerlo antes que fulanito desapareciera también.

Antes de emprender.

Contra ese tipo de personas no debe haber contemplaciones, porque ellos no sienten el menor remordimiento al momento de engañar y robar un patrimonio; la dura lección que aprendieron esa vez estas tres personas es que ante toda operación se debe tener previamente los conocimientos al efecto necesarios y una debida asesoría antes de realizar cualquier movimiento, pero sobre todo, no importa que tan bien creamos conocer a una persona, aun a un familiar; siempre debe haber paso a la prudencia, a la prevención, no se trata de desconfiar pero "más vale prevenir que lamentar" reza el viejo proverbio ya que como bien dice otro refrán, "ante el arca abierta hasta el más justo peca".

Para reflexionar:

El empresariado mexicano, sin importar tamaño o sector, atravesará por una serie de cambios estructurales, en los cuales las alianzas estratégicas cobrarán más y más relevancia: por ello resulta necesario empezar a crear consciencia en todos los agentes económicos, desde el director de una empresa hasta la persona que compra un dulce en la tienda de la esquina; educarnos en la honradez y la confianza es un valor ya no sólo de la integridad humana que merezca aplausos…sino un asunto de vida o muerte de la propia empresa.

Miriam Paniagua/Especialista en Recursos Humanos y Capacitación

(El Financiero/GCE)