jueves, 13 de mayo de 2010

Malasia: un nuevo destino comercial para México


Por Ma. Laura Angulo Ríos

Luego de haber vivido un año en la ciudad de Kuala Lumpur, Malasia, puedo afirmar que nuestras naciones latinoamericanas no sólo tienen similitudes de índole geográfica y poblacional, sino también un alto grado de reciprocidad en cuanto a nuestras relaciones económicas y comerciales.

Malasia es un país situado en el corazón del sudeste asiático, que alberga a una serie de pueblos que mantienen una unidad cultural, histórica y territorial. Su espacio está compuesto por una parte continental y otra insular.

La zona cobra singular importancia desde numerosas perspectivas, en especial para nuestra Latinoamérica: es considerada un punto de llegada y de partida de numerosos pueblos; entre ellos, los americanos.

La región constituye un crisol de razas, al encontrarse allí tres grupos humanos que se han entremezclado de manera pacífica a través del tiempo: la población originaria de tipo malayo/Indonesia, que viene desde el extremo sur de la región y de las islas; luego, el grupo oriental que viene desde el norte del continente, y las corrientes indias que vienen desde el oeste.

Si bien la religión originaria de la zona ha sido el hinduismo, las influencias posteriores del budismo y mayoritariamente del Islam tiñeron con otra connotación la creencia de estos pueblos.

Experimentar en vivo y directo este ambiente tan ajeno a nuestra realidad permite observar ciertas diferencias entre ambos países, pero también similitudes sobresalientes a la hora de encontrar oportunidades de intercambio cultural y comercial.

No es menor dato mencionar que frente a las graves consecuencias económicas de la crisis que atravesó México y el mundo en el 2009, la necesidad de buscar nuevos mercados impera en la economía, especialmente buscando nuevos nichos de desarrollo como Malasia.

Situada a más de 25 mil kilómetros de México, Malasia no es tan ajena al panorama económico y social mexicano. Estos dos países comparten extensos territorios, con diversidad de recursos naturales, fundamentalmente de tipo primarios (alimentos y energía).

Fueron colonizados por europeos en su conjunto y coexisten en sus tierras mezclas de poblaciones primitivas y extranjeras.

En Malasia, la inversión extranjera ha sido significativa, en especial la de origen británico. Existe, además, una gran protección hacia la raza local –los malays–, de religión musulmana. Sin embargo, y al igual que México, su sociedad es víctima de la gran corrupción política.

Existen grandes oportunidades de comercialización entre ambos estados. Si bien la distancia geográfica es uno de los principales obstáculos a vencer, Malasia requiere de México todo tipo de productos de papel y celulosa, joyería de plata, tuberías de cobre, alimentos y bebidas, como calamar, abulón, comida típica, cerveza y mezcal.

De hecho, Bancomext y ProMéxico han manifestado en diferentes oportunidades que es necesario aprovechar las ventajas competitivas de Malasia en productos y componentes electrónicos, y al mismo tiempo, puede promoverse la instalación de plantas en México para desarrollar proveeduría a la industria maquiladora o para tomar ventaja del acceso preferencial que tiene éste país al mercado norteamericano.

Todo éxito a nivel comercial demandará de la industria mexicana el compromiso con numerosas certificaciones que deben realizarse a los productos que ingresen en tan lejanos mercados.

Por ejemplo, en el caso de los alimentos, los productos que a Malasia se exporten deberán contar con la certificación “Halal” (es el conjunto de prácticas aceptables en la producción de alimentos de acuerdo a la ley islámica), fundamental para el consumo de la población musulmana.

En un mundo cuyo eje comercial se traslada hacia el Pacífico, debido a diversos factores entre los que sobresale el crecimiento de China, es positivo que países en vías de desarrollo como México generen nuevos canales de comercialización de productos tan conocidos a nivel mundial, capaces de generar, a la vez, grandes incrementos en la productividad nacional.

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