lunes, 15 de febrero de 2010

Las tentaciones del Banco de México


Por Alejandro Gómez Tamez (*)


El pasado martes 9 el Banco de México informó que la inflación a nivel nacional durante el mes de enero había sido de 1.09 por ciento, la cual es la tasa de crecimiento de los precios más alta de los últimos 10 años para un mes de enero (en el primer mes del año 2000 el alza de precios fue de 1.34 por ciento).


Además de lo anterior, el instituto central también informó que la inflación en el periodo de enero de 2009 a enero de 2010 fue de 4.46 por ciento, cifra mayor al 3.57 por ciento de aumento de los precios observado apenas un mes antes (entre diciembre de 2008 y el mismo mes de 2009).


Es importante mencionar que gran parte del repunte en la inflación se debió a los incrementos de los precios de los componentes más volátiles del índice, tales como las frutas y verduras, las cuales subieron de precio en 5.17 por ciento tan sólo en el mes de enero.


De igual manera, el mayor incremento de los precios se debió al incremento en la tasa del IVA, y a las alzas en los combustibles, en las bebidas alcohólicas, cigarros, televisión por cable, entre otros.


De cualquier manera, e independientemente de la razón del repunte inflacionario, estos datos han alarmado a más de alguno, y se argumenta que los analistas están preocupados porque esperaban que la inflación en enero de 2010 fuera más baja.


Concretamente, tenemos que de acuerdo a la Encuesta Sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado correspondiente a enero de 2010, la expectativa era que la inflación sería de 0.98 por ciento en dicho mes.


Ante este panorama ya comienza a haber voces que le exigen al Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens que apriete la política monetaria y nos recete un aumento en la tasa de interés. Para estos talibanes de la economía, lo más importante es contener la inflación y no les importa los costos que esta medida pueda tener para la incipiente recuperación económica.


Los que proponen un alza en la tasa de interés no contemplan que en este momento dicha medida ocasionaría una caída en el consumo y en la inversión productiva, lo que a su vez provocará la disminución de la demanda agregada y del Producto Interno Bruto.


Y lo que es peor, no miden el impacto que tendría en el empleo una recaída de la economía producto de una vuelta a la astringencia monetaria. Sin duda que la mayoría de quienes proponen un alza en las tasas de interés están vinculados al sector financiero, ya que a ellos es a quienes más favorecería un alza en las tasas de interés.


Qué mejor pretexto para subir las tasas que cobran a sus clientes, que un aumento en la tasa de referencia del Banxico. Pero no se dan cuenta que en la medida en que las empresas y familias tengan que pagar más intereses por sus créditos, entonces habrá menos dinero para invertir y consumir, lo que podría descarrilar la incipiente recuperación económica.


En otras palabras, ¿para qué sirve tener una inflación del 3% si el empleo disminuye en 5% por una política monetaria más estricta?


La realidad es que la política monetaria debe continuar como está por varios meses más y el Banxico no se debe dejar presionar por estos personajes que sólo ven por su beneficio personal. ¿Qué empresario o jefe de hogar en su sano juicio va a preferir una inflación de 3% a cambio de crecimiento económico? Si lo que los negocios necesitan es vender y lo que las familias necesitan es alivio para sus cargas financieras.


Un punto adicional que hasta ahora no he mencionado.


La inflación que ahora se está registrando no es una burbuja. Es una situación coyuntural que provocó inflación por el alza de impuestos y por el incremento de los bienes y servicios administrados por el gobierno federal.


En este momento las ventas de los negocios continúan siendo débiles y éstos no se pueden dar el lujo de subir los precios como quisieran.


El dato más reciente es de una caída en el índice de Ventas Netas al por Menor en términos reales de 1.52% durante noviembre de 2009. ¿Cómo pueden subir los comerciantes los precios cuando la economía no está en crecimiento sostenido?


Así pues, vamos a ver que rápidamente la inflación comienza a disminuir, por lo que sería equivocado apretar la política monetaria en este momento.


Por último, no se debe dejar de lado el impacto que un alza en las tasas de interés traería en el tipo de cambio, y por lo tanto en nuestra competitividad exportadora.


Hemos señalado en múltiples ocasiones la importancia de un tipo de cambio competitivo que fomente las exportaciones y encarezca las importaciones, para de esta forma apoyar la planta productiva nacional y que se dé una mayor generación de empleos en territorio nacional.


La teoría económica no miente, y la realidad es que un apretón de la política monetaria ocasionará un alza en las tasas de interés, y esto provocará una mayor entrada de divisas al país con el consecuente abaratamiento del dólar.


En la actualidad el diferencial de tasas de interés entre Estados Unidos y México es enorme (0.25 por ciento vs 4.5 por ciento, lo que implica que nuestro país paga 1,700% más que nuestro vecino del norte).


Así, que aunque Estados Unidos suba su tasa de interés, México no debe aumentarlas, y permitir que el tipo de cambio se ajuste en consecuencia.


No se nos olvide que por cada dólar adicional de exportaciones que tenemos, y por cada dólar de mercancía que dejamos de importar, estamos directa o indirectamente contribuyendo a la creación de empleos en nuestro país, y por lo tanto al fortalecimiento de nuestro mercado interno.


Ante todo lo anteriormente expuesto, no queda más que felicitar al gobernador del Banxico, Agustín Carstens, quién hasta ahora ha mantenido una política monetaria en beneficio de la planta productiva nacional, y no ha sucumbido ante la tentación de apretar la política monetaria, ni ha recurrido a la venta de reservas internacionales para detener la reciente alza en el tipo de cambio.


Este funcionario ha permitido que la paridad peso-dólar tome su verdadero nivel, y no está interviniendo de manera “sucia” en el mercado cambiario.


Para finalizar, sólo quisiera comentar que reconozco que es atrevida mi especulación, pero podría apostar a que si Guillermo Ortiz aun siguiera al frente del Banxico, ya hubiera vendido varios millones de dólares de reservas adicionales para ajustar la paridad a la baja U( y continuar con la política errónea de anclar la inflación a un tipo de cambio sobrevaluado), y que ya nos hubiera recetado un alza en las tasas de interés, para beneficiar a sus cuates financieros.


Así que es positivo que él ya no está en una posición en la que le seguiría haciendo daño al país a costa del beneficio del sector financiero nacional e internacional.


(*) Director General GAEAP

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