martes, 20 de octubre de 2009

Lula Da Silva: lecciones para enfrentar una crisis



Por Jesús Héctor Muñoz Escobar

Lula da Silva, Presidente de la República de Brasil desde el 2003, un hombre emanado del sindicalismo y de un partido de izquierda, como lo es (el de los Trabajadores) en ese país, pudiese ser a primera vista el líder político menos idóneo, desde la tradicional y anacrónica óptica de ver la política solo partida en dos (derecha e izquierda), para enfrentar la compleja crisis global de los últimos tiempos, sin embargo, ahora cuando el Fondo Monetario Internacional anuncia que la recesión global llego a su fin, nos encontramos con que Brasil, se recupero rápidamente, con perspectivas muy positivas que están apoyadas por su sólido sistema financiero, su economía diversificada y su gran mercado interno.


Lula da Silva, en plena crisis, señalo que los efectos que se hacía sentir en el resto del mundo, no iban a tener la misma magnitud en la nación carioca, y fueron muchos los economistas que se mostraron escépticos ante tal afirmación del otrora sindicalista de los mineros, en un momento donde el dólar se disparaba a 2.30 reales, el BOVESPA (Bolsa Brasileña) debía suspender operaciones por la fuga de inversiones, y en diciembre del 2008 desaparecían 640,000 empleos, ya con el país en recesión técnica.

Sin embargo, el gobierno de Lula no se quedo con los brazos cruzados, otorgó incentivos por más de 45 mil millones de dólares para impulsar el crédito y al consumo interno, el Banco Central, bajó a partir de enero cuatro puntos la tasa base de interés, que hoy se encuentra en 8.75%.

Los bancos privados, que cortaron el crédito por la incertidumbre, fueron activados con un circulante de más de 90 mil millones de dólares para mantener la movilidad de la economía, pero cabe destacarque la columna vertebral de la recuperación fue el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), con una inversión en infraestructura de casi 180 mil millones de dólares, acompañado por un el plan de vivienda (Mi Casa Mi Vida), que construirá un millón de casas populares.

El sindicato más fuerte de Brasil, que es la Central Única de Trabajadores, reconoció que el desempleo se contuvo y mejoraron las expectativas económicas, debido a la reducción a los impuestos a productos industrializados, a los autos nuevos, y a los electrodomésticos, asimismo reforzando los programas sociales, que lograron que cerca de 40 millones de personas beneficiadas (de una población nacional total de 190 millones), se mantuvieran blindadas de la crisis y además vigorizaran el mercado interno.

Todo esto se reflejo cuanto se anuncio el fin de la recesión por parte del Presidente Lula el 11 de septiembre pasado, al destacar que una parte importante de la recuperación brasileira se debió a un inaudito aumento del consumo de las familias más pobres, que creció 3.2% respecto del segundo trimestre de 2008.

Esto ha ubicado al Real como la moneda más fuerte de Latinoamérica, revaluándose una cuarta parte frente al dólar, y el BOVESPA generando utilidades hacia el fin de este año de casi 30 mil millones de dólares, inclusive Brasil muestra su fortaleza dándose el lujo de prestarle al FMI 10 mil millones de dólares de sus potentes reservas internacionales, que acumulan 225 mil millones contra los 79 mil millones con que cuenta México; todo esto ha sido finalmente reconocido por la calificadora Moody´s quien otorgo Grado de Inversión a la deuda soberana de Brasil.

Finalmente en mexico contra sus compromisos de campaña de no aumentar impuestos, la dirigencia nacional del PRI, encabezada por Beatriz Paredes y por el gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, obligó a que la mitad de la diputación votara por medidas como incrementar de de 15 a 16 por ciento en el IVA –de 10 al 11 en la frontera 2 a 3 por ciento el gravamen a los depósitos en efectivo de 15 mil pesos en adelante, y aumentar a 30 por ciento la tasa del impuesto sobre la renta (ISR) para personas físicas y morales -elevar el déficit fiscal de 0.5 a 0.8 por ciento del Producto Interno Bruto, lo cual equivaldría a 30 mil millones más de endeudamiento, gravar con 3 por ciento todas las telecomunicaciones, excepto la telefonía móvil; subir 85 por ciento el impuesto especial a tabacos y 26 por ciento a cervezas, así como imponer una cuota de 3 pesos a cada botella de bebidas alcohólicas.

La reflexión seria que Brasil hizo lo contrario a lo que México pretende hacer. Así es que México sube impuestos y otros países los bajan que paradoja.

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