jueves, 22 de enero de 2009

Tiempo de crisis y cambio

  • * Por Humberto Hernández Haddad
El Financiero en línea

1.- Esta semana Harvard confirmó su lugar destacado como universidad de excelencia, al mostrar a dos abogados afro-americanos salidos de sus aulas, Barack Hussein Obama y su esposa Michelle Robinson de Obama, quienes llegan a vivir a la Casa Blanca en un momento de crisis que hace inminente pensar en un programa de cambios y reformas que devuelvan a Estados Unidos al sendero del crecimiento y la inversión, hoy perdidos en el pozo de una severa depresión.

2.- Todo indica que Obama será un presidente históricamente destinado a administrar la crisis financiera, industrial, militar y política con la que George Bush junior llevó a ese país a una situación ruinosa, la cual todavía puede agravarse y convertirse en fuente de conflictos internos. Las posibilidades de que el nuevo gobierno estadounidense se vea en mayores apuros financieros y confrontado por los grupos de ultraderecha que respaldaron las acciones de Bush, es real y de cuidado.

3.- La esperanza de un cambio en ese país se ha convertido en tema de conversación en todo el mundo, pero ese anhelado cambio no será fácil de lograr, vista la fuerza de los intereses económicos y geopolíticos que se encuentran en juego. La propia prensa de ese país está señalando que existen indicios de que los rescates financieros que Washington está otorgando desde el lunes 15 de septiembre de 2008, cuando se anunció el derretimiento del sistema financiero estadounidense, han ido a parar al bolsillo de un selecto grupo de financieros que están saqueando la Tesorería de los Estados Unidos.

4.- Ante esa sospecha, intelectuales de gran prestigio, como Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, ha sonado la alarma en el tablero político de Obama con esta advertencia publicada en periódicos de gran circulación: "para proteger y defender la Constitución, un presidente debe hacer más que obedecer la Constitución él mismo: debe llamar a cuentas a quienes violen la Constitución. Así que Obama debería reconsiderar su decisión aparente de permitir que la anterior administración quede impune de sus delitos. Al margen de las consecuencias, no es una decisión que tenga derecho a tomar."

5.- Asumir o eludir esa decisión será pronto un asunto amargo que dividirá a los sectores políticos estadounidenses. De un lado estará la presión ciudadana en ascenso que pide al nuevo presidente abrir una investigación sobre los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, aclarar las motivaciones de las invasiones militares a Afganistán e Iraq, y encontrar la verdad legal e histórica sobre la manera en que ocurrieron los grandes fraudes corporativos como el del gigante energético ENRON.

6.- Del otro lado, oponiéndose a cualquier investigación, estará fuertemente unida la ultraderecha estadounidense promotora del dogma económico neoliberal, con su agenda de guerras preventivas y su apetito insaciable exigiendo recibir mayores recursos financieros con los programas de rescates de instituciones bancarias, industriales y grandes corporaciones. De esa confrontación interna está tratando de alejarse Obama al hacer un llamado constante "a la unidad y la responsabilidad". Sin embargo, el potencial de una crisis interna amenaza en silencio al sistema constitucional de Estados Unidos.

7.- Habiendo sido Obama profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Chicago y director de la Revista de Leyes de Harvard, se esperaba que pronunciara un discurso con mayor contenido jurídico para solucionar los problemas internos y para la conducción de su política exterior, pues casi todos los problemas que aquejan en este momento a ese país provienen de la ruptura de su propio marco jurídico y de flagrantes violaciones a su Constitución por parte de su propio gobierno. Por ejemplo, la quiebra de su sistema financiero no es resultado de una falla económica, sino de la derogación del marco jurídico regulatorio que nulificó la capacidad de supervisión del Estado.

8.- Empiezan a escucharse voces en la prensa de Estados Unidos que piden al Congreso estadounidense crear algo parecido al Comité Pecora, recordando a aquel que coordinó el ilustre abogado neoyorquino Ferdinand Pecora, asesor del Senado en Washington en 1933 y 1934 cuando investigaron a los responsables de la quiebra financiera de los Estados Unidos, y descubrieron que una montaña de fraudes ocultos en la década de los 20 había desembocado en el crack bursátil del jueves 24 de octubre de 1929, que sumió a los Estados Unidos en la tragedia social de la Gran Depresión que duró hasta 1941.

9.- La señal de los mercados financieros fue de escepticismo frente a la toma de posesión de Obama. Los indicadores bursátiles de Estados Unidos se movieron a la baja. Esa fue la señal de los grandes grupos financieros con los que Estados Unidos tendrá que decidir su destino en estos tiempos de crisis y cambio.

10.- Para México debe quedar claro que la prioridad del nuevo gobierno estadounidense es resolver su grave crisis interna, aunque haya quienes con tono alarmista, como el Gral. Barry McCaffrey, presagian desde la semana pasada que la crisis será en México por encontrarse en vías de ser un "estado fallido". La realidad es que Estados Unidos está sumergido en una gigantesca crisis económica que obligará a grandes sacrificios a su pueblo y que por lo mismo puede volverse en cualquier momento una crisis política y social. Obviamente un trastorno de ese tipo tendría repercusiones mundiales.

*Analista financiero y económico humberto.hernandez.haddad@gmail.com

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