lunes, 21 de septiembre de 2009

¿Por qué fracasan las pymes?

¿Cuáles son las causas principales para que las pequeñas empresas cierren?
Hacer frente a la crisis, el reto
Strategic Works

Cada año nacen muchos nuevos negocios, los estudios especializados en el tema, indican que sólo la mitad alcanza a sobrevivir antes de cumplir dos años, de acuerdo con las estadísticas, una de cada cinco nuevas empresas consigue llegar a los diez años.

Estas cifras se repiten incansablemente.

La realidad es que el concepto de fracaso es muy amplio: muchos propietarios concluyen sus negocios por una diversidad de razones: llegan a ganar más dinero en otras actividades, se aburren, venden su negocio a terceros o simplemente, se retiran.

Un considerable número de pequeñas empresas se ven en problemas año tras año; esto es normal porque no es fácil levantar un negocio de la noche a la mañana, ya lo sabemos: se requiere un gran esfuerzo y una enorme dedicación.

Como cada caso es totalmente diferente, el empresario que se inicia como tal, debe comprender que sus primeros años de actividades son una forma de ganar experiencia; cada una de las nuevas situaciones debe ser aprendida.

Toda actividad comercial o industrial nos aporta una buena dosis de riesgo y no existe actividad que no tenga riesgo e incertidumbre, pecan de ingenuos aquellos que dicen: "a mi solo me interesan negocios con ganancias rápidas".

Estas son las causas más frecuentes por las que las pymes cierran:

1. Falta de experiencia. Conocer a la perfección la actividad comercial que se pretende desarrollar es indispensable y muchos emprendedores se entusiasman con alguna idea.

Antes de invertir en ella, deben empaparse de todos los aspectos de la misma, una buena forma es trabajar por algún tiempo en una empresa que desarrolle la actividad comercial en que pretenden incursionar, de este modo se gana experiencia sin invertir dinero.

2. No se cuenta con una estrategia de marketing o mercadotecnia. Producir algo o tener un inventario para la venta es una parte del negocio. Lo más importante es tener una estrategia y tácticas muy bien definidas de la forma de llegar al mercado.

Es impresionante ver la cantidad de negocios que no se preocupan en absoluto del marketing o mercadotecnia, esperan que los clientes lleguen, sin hacer el más mínimo esfuerzo o inversión. Ya hemos estudiado este punto en diversos artículos.

3. Optimismo exagerado. Hasta hace pocos años la oferta de toda clase de productos y servicios era limitada. Esto ha cambiado radicalmente. Toda nueva empresa debe investigar el mercado al que pretenden ingresar, estudiar los competidores y hacer anticipadamente predicciones y objetivos de sus ventas con base en un adecuado análisis.

4. Tiempo de preparación. Antes de comenzar a recibir el dinero de los clientes se requiere completar muchas actividades. Este período que precede a la operación de una empresa debe estar muy bien calculado, cualquier atraso significa pérdidas y eventualmente desprestigio, antes de comenzar.

5. Carencia de capital de trabajo. Los requerimientos de capital de trabajo deben hacerse por medio de un presupuesto. Es muy raro el negocio que los hace, también ya hemos hablado de este tema, indispensable para un plan de negocios por ejemplo; un pronóstico bien preparado del flujo de efectivo ayuda a decidir cuánto y cuándo se necesitará.

6. Costos iniciales altos. Los nuevos negocios deben ser sobrios y medidos; no hay que gastar mucho ni demasiado pronto en instalaciones, accesorios y equipo.

Aquellos que han trabajado en grandes negocios a menudo empiezan con estándares extravagantemente altos.

Esperan tener a la mano una computadora de última generación, un escritorio de caoba, dos o tres líneas telefónicas y sentarse desde el principio en una oficina estilo ejecutivo.

Dichos gastos generales se deben distribuir a lo largo de la venta del producto/servicio, ya que se puede perder la ventaja competitiva si es demasiado ambicioso.

7. Consecuencias de un crecimiento temprano. Muchos emprendedores piensan que sus problemas han terminado una vez que los clientes empiezan a llegar, pero tal vez han iniciado cuando apenas han empezado.

Un negocio cambia con mucha rapidez de forma y de tamaño en sus comienzos; a medida que aumentan las ventas, se necesitan sumas de dinero cada vez más grandes para alimentar ese crecimiento y se corre el peligro de vender en exceso, es decir, de crecer con mayor rapidez de lo que permiten los recursos de efectivo.

8. Confundir el efectivo con las utilidades. El efectivo que fluye hacia el negocio no ha sufrido ninguna de las deducciones automáticas que tuvo el cheque del sueldo de un empleado. Es muy frecuente encontrarnos con que los empresarios ceden a la tentación de utilizar ese efectivo para mantener su estándar de vida, y cuando llegan las cuentas de los proveedores, de los seguros, el impuesto al valor agregado, etcétera, no pueden pagarlos.

Los Impuestos sobre Ingresos y los Impuestos de Consumo son la causa principal de la liquidación de muchos negocios, algo muy interesante de considerar en tiempos como los que vivimos en México.

9. Una ubicación errónea. El punto en donde se ubica un negocio y el alquiler que paga son un aspecto vital. No hay que sentirse tentado sólo porque el alquiler es bajo: tal vez ningún cliente pasará por allí. De la misma manera, no hay que buscar un local caro en una zona elegante si es improbable que el movimiento total de su negocio cubra los costos. La investigación inicial del mercado debe ayudarlo a identificar una ubicación apropiada.

10. Seleccionar y dirigir al personal. Las grandes compañías se pueden dar el lujo de cometer algún error cuando seleccionan su personal, en cambio, las pequeñas empresas NO pueden arriesgarse a esto.

11. No llevan contabilidad. El personal de un nuevo negocio a menudo considera que la contabilidad regular es un absurdo burocrático con el cual se cumple únicamente en beneficio de la oficina de impuestos. Para muchas empresas, el final del primer año a menudo es el fin del negocio.

Este punto es crucial, debemos por ello tener una adecuada cultura de consultoría, ir con los adecuados asesores que nos ayudaran en la vida de nuestra empresa, esto no es un gasto excesivo, tal vez nos ahorren dinero, tiempo y esfuerzo.

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