miércoles, 20 de enero de 2010

¿Existe la privacidad en las redes sociales?




Por Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña (*)

Las redes sociales tienen muchas ventajas, la mayoría muy evidentes. Por ejemplo, no perder nunca contacto con conocidos pese a cambiar de residencia, trabajo, teléfono, etc… y la posibilidad de compartir espacios de la vida del individuo pese a la distancia, como eventos o fotografías, con la facilidad de poder organizarla para hacerla más accesible a nuestro entorno.




Pero de forma paralela a su crecimiento, las redes sociales alimentan tres fantasmas, que generan sombras sobre su utilización: la privacidad, el uso de datos personales y los perfiles falsos de usuarios.

El creciente problema de la privacidad.

Cabe destacar que cada vez más las redes sociales generalistas como Facebook, o en España Tuenti, se preocupan por mejorar todo lo referente a la privacidad del usuario y permiten poder gestionar y definir el grado de exposición pública del individuo. No obstante, no es menos cierto que hay mucho camino por recorrer y que se echa en falta una legislación ad-hoc que toda red social tenga que suscribir a nivel de privacidad para poder estar On-Line.

El Real Madrid y el Presidente Obama, no escapan a los errores.

El usuario de las redes sociales muchas veces desconoce cómo utilizar las herramientas de protección o simplemente es descuidado y poco celoso de su intimidad.

Es en estos casos donde por un manejo indebido y seguramente no autorizado, la información de perfiles pasa a ser de conocimiento público en cientos de web, blogs y foros y escapa de la seguridad de nuestra pequeña red de contactos, quedando seguramente en muy mal lugar el propio usuario.

Uno de los casos más celebres de fuga de información golpeó de lleno en el Real Madrid hace algunos meses. En la Asamblea del Club se había detectado en documentos gráficos que decenas de personas estaban votando como socios compromisarios del Club sin serlo.


Obviamente había un fraude, pero ¿cómo relacionarlo con el entorno del entonces presidente Ramón Calderón? La labor de investigación a través de Tuenti y Facebook de varios periodistas de un medio deportivo español les llevó a encontrar en el perfil de uno de sus colaboradores, Nanín Rodríguez de Barutell, las fotos personales de muchas de las personas que, no siendo socios compromisarios, aparecían en las pruebas gráficas ejerciendo el mismo.

Otro caso muy evidente nos llegó tras las últimas elecciones americanas en las que Facebook dio muchas alegrías a la candidatura del Presidente Obama, pero también llegó a poner en serios aprietos tanto al futuro presidente como a sus colaboradores más cercanos al hacerse públicas actitudes privadas poco responsables.

Uno de los más prometedores y cercanos asesores del actual presidente Obama, el joven Jon Favreau, de 27 años, que tras una carrera fulgurante se había posicionado como el coordinador de los discursos del entonces candidato, fue fotografiado en un sospechoso estado de felicidad temporal abrazado a un cartel de tamaño real de Hilary Clinton y al que, con una cerveza en la mano la instaba a beber, mientras toqueteaba divertido sus pechos.


La fotografía fue colgada sólo por unas horas en la red social, pero dio la vuelta al mundo y aún hoy se puede ver colgada en decenas de sitios en internet tan solo con introducir en cualquier buscador “Jon Favreau hillary”. Inmediatamente, Favreau tuvo que disculparse públicamente por su inaceptable actitud.

Una pequeña fiesta que acabó en desastre.

Pero los peligros de privacidad no sólo pueden llevar a la fuga de información sensible o privada de su contexto y ámbito adecuado, sino que puede verse amplificada al mundo de forma viral y a su vez la viralidad, concepto intrínseco a la web 2.0 y los social media, puede derivar en un problema de privacidad.

Es de suponer que algo más serio que un simple problema de privacidad debió parecerle a la familia de una joven británica el suceso que les ocurrió hace un año en su villa de Mallorca. La joven, aprovechando la ausencia de sus padres, decidió convocar una pequeña fiesta en una magnifica mansión valorada en casi 6 millones de Euros.

Qué mejor y más rápido que utilizar para ello las redes sociales Bebo y Facebook –debió pensar- así como un buen argumento viral: “será la fiesta del verano, habrá alcohol y un DJ increíble”.

Los resultados de esa enorme y descontrolada acción viral fueron terribles y parecidos a una zona de guerra: televisores arrojados a la piscina, puertas rotas, ropa por el suelo, la intervención final de la policía y joyas robadas por los "invitados" por valor de cerca de 10 mil euros.

Por otro lado, hace pocos días, la identidad del jefe de espionaje británico fue expuesta en Facebook, quedando a merced de cualquier usuario de esta red detalles claves relativos a su seguridad personal y de las personas que le rodean.

Sir John Sawers, que debe asumir su puesto como jefe del Servicio Secreto de Inteligencia británico en noviembre, fue testigo de cómo su esposa, Lady Shelley Sawers, publicaba tranquilamente fotografías de la familia y alimentaba detalles muy sensibles para su seguridad y la de su familia como, por ejemplo, dónde vive y veranea la pareja y quiénes son sus amigos y parientes. Los detalles pudieron ser vistos por cualquier usuario de la red social.

Qué hacer para estar más tranquilos:

La masificación del uso de estas herramientas y su mayor complejidad hará que cada vez veamos más casos de privacidad e incluso seguridad comprometida por el uso ligero de las mismas. Si bien es cierto que el usuario debe encontrar un marco en el que sentirse protegido, no está de más recordar algunas medidas básicas de seguridad y privacidad que todos podemos tomar dentro de estos entornos:

- Desconfíe de los desconocidos:

Cuando un usuario es nuevo en una red social desea compartir accesos y tener “amigos” cuanto antes. Eso nos lleva a agregar en ocasiones de forma compulsiva a otros usuarios que no conocemos, que no aportan suficientes datos o que identificados bajo un nombre de empresa o producto, desconocemos quien está detrás.

- No presuponga:

Ese conocido que le ha añadido puede no ser realmente él. Procure escribirle para comprobar realmente que es quien dice ser. Intente averiguar siempre por defecto si podría ser un caso de suplantación de personalidad. De ser así repórtelo inmediatamente a los moderadores que actuaran en consecuencia.

- Mala suerte; Créame, Angelina Jolie no le quiere añadir a su perfil

Generalmente está probado que una foto atractiva genera muchos más contactos. Si alguien que desconoce y es sospechosamente atractivo le agrega; desconfíe. Hay miles de perfiles falsos intentando captar accesos de incautos con cualquier fin, los más incautos pican sin cesar. Piense que un acceso a su información personal puede derivar incluso en un problema de seguridad personal.

- Los amigos de mis amigos NO son mis amigos:

Es un error frecuente en los usuarios el añadir a gente totalmente desconocida por afinidad con otros “amigos”, es decir, por conocer gente en común. Del mismo modo es frecuente que tampoco sean amigos de los mismos y pueda generar en fugas de información.

- Crear grupos de confianza:

Muy poca gente lo hace y la mayoría de redes sociales permiten ya poder catalogar niveles de acceso de usuarios. Por ejemplo, un compañero de trabajo posiblemente no queremos que tenga acceso a fotos nuestras de carácter personal y familiar. Configuremos diferentes grados y niveles de acceso.

Las redes sociales son herramientas útiles y básicas, y están aquí para quedarse. Usémoslas con cabeza y cuanto antes aprendamos a hacerlo correctamente, mas podremos disfrutar de ellas y seguro que con estas cinco reglas, nos ahorraremos algún disgusto.

(*)CEO Ocio Networks

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