sábado, 3 de octubre de 2009

Adiós Afores


Por Rosaura Cruz de Gante*

Aunque el Fondo Monetario Internacional anunció hace unos días el fin de la recesión global y proclamó que el peor momento para la economía ya pasó, los mexicanos no debemos cantar victoria, ni mucho menos confiar en lo que las autoridades nos prometen.


Son los propios funcionarios públicos los que a diario nos advierten que estamos al borde de la hambruna. Que todos estamos obligados a contribuir para darles casa, comida y sustento a los pobres, nos dicen a todas horas del día a través de spots y discursos con los que intentan convencernos de que asumamos sin protestar, el incremento a los impuestos, sin garantizar que ese dinero realmente será para los pobres.


¿Cómo creerles? Si lo que quieren es apretarnos el cinturón, porque ellos no están dispuestos a por lo menos bajarle a los privilegios que tienen a costa de nosotros y que una y otra vez, nos dan atole con el dedo.


¿Alguien cree que algún día veremos a los secretarios de estado anunciando que renuncian a alguna de las jugosísimas prestaciones que ellos mismos se han asignado?


Claro que eso no sucederá nunca.


Sin embargo, ahora el gobierno quiere echar mano del ahorro que con sus años de trabajo han forjado los miles de trabajadores que están en espera de poder jubilarse para recuperar ese dinerito, que dada la carestía de la vida, les servirá para muy poco.


¡Y para colmo, pretenden hacernos creer que su idea es una maravilla!


Con la parsimonia que lo caracteriza, el secretario de hacienda, Agustín Carstens asegura que la propuesta calderonista de utilizar los fondos de las Afores (Administradoras de Fondos para el Retiro) para financiar proyectos de infraestructura, es una de las más brillantes ideas que ha tenido, porque el capital no corre riesgo.


"Esos ingresos están plenamente respaldados por los ingresos que van a generar las obras. Entonces, de hecho es un instrumento muy seguro y por eso nosotros lo estamos recomendando".


Ese es el problema, que él lo está recomendando (y seguramente pariendo).


Es ahí donde surge la desconfianza porque baste recordar que él, Carstens, fue el que diagnosticó un “catarrito” para la economía mexicana que ahora está a punto de la quiebra, a grado tal que a todos -burócratas, profesionistas con y sin empleo, clasemedieros, pobres y amolados y más amolados- nos quieren pasar la charola para darle respiración artificial al país.


Si es su palabra la que va de por medio, ya no cuente con el dinero de su Afore, amigo lector porque al cabo de unos años, si es que todavía está en el cargo, Carstens nos va salir con que le falló el cálculo, que siempre sí resultaron riesgosas esas inversiones y que los ahorros de toda su vida laboral….ya bailaron.


Así que cuando escuche nuevamente a Carstens repetir que “no habría ninguna afectación para los trabajadores, al contrario, esto es lo que yo pienso que de manera moderna, efectiva y garantizada aumentará los rendimientos de las Afores", empiece a despedirse de esos recursos porque de seguro luego le estarán explicando que hubo una falla en la “manera moderna de pensar” de este secretario de hacienda y usted disculpe, pero ¡ya ni modo!


* Periodista, consultora en comunicación.


Becaria de la OEA en el diplomado “Ética Periodística en las Américas”
Es comentarista en Radio Fórmula, 1470 AM
Ex presidenta del Club Primera Plana

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