miércoles, 19 de agosto de 2009

El terreno de las microfinanzas


Sobre la reciente discusión al interior del legislativo mexicano para imponer techos a las tasas de interés, vale la pena establecer en el terreno de las microfinanzas, algunas alternativas realistas a dicha medida.


El organismo estatal que debiera intervenir en la regulación del mercado es la CNBV, pero no lo hace de manera eficiente, principalmente porque no tienen la capacidad de imponer orden. El gobierno ha emitido regulaciones que permiten a cualquiera constituir una Sofom con sólo 50 mil pesos y dejar que esta se auto regule de facto.


La paradoja de la permisividad en un mercado en apariencia regulado, ha propiciado una orgía de instituciones: bancos privados, ONG, AC, Sofipos, Sofoles, Sofomes, Cajas de Ahorro, cooperativas, fideicomisos, uniones de crédito, etc. Peor aún, los gobiernos no ayudan, porque hasta ellos mismos, han encontrado en las microfinanzas un gran negocio político que pervierte la naturaleza original de este mercado.


Lo hacen a través de direcciones generales, programas y fideicomisos públicos para ofrecer microcréditos subsidiados, fomentando algo similar al título de Vargas Llosa, una orgía perpetua. En México, se cita a los altos costos como la causa última de las elevadas tasas de interés de las IMF: el costo del dinero, pues la mayoría recurren al fondeo, el costo de administrar los recursos, prestarlos y recuperarlos, así como los costos que se asumen por pérdidas; pero nadie habla del elevado gasto corriente, principalmente los altos sueldos que se imponen los administradores de alto nivel de algunas microfinancieras, cuyos sueldos rebasan fácilmente los de muchas de sus contrapartes, incluso de bancos comerciales.


Cifras estratosféricas para el empobrecido mercado mexicano y de microfinanzas, e inmorales para el mercado al que se dirigen, el de las personas más pobres de México, cuya actividad puede vr. Gr., ser la venta de tamales a las afueras de una panadería popular. Si los sueldos que perciben altos funcionarios de microfinancieras elevan los costos de transacción y eso hace aún más difícil bajar las tasas, la pregunta es ¿Cómo bajar el componente salarial de los costos de transacción?


Algunos dicen evidenciándolos, pero esto es inocencia pura, la solución debe ser técnica y estructural, la forma más viable es regulando un mercado degradado y dando paso a la competencia real, pero si los gobiernos en vez de propiciar condiciones de competencia, compiten, la solución se complica porque aunque sus programas ofrezcan menores tasas, son muy ineficientes en la asignación de crédito pues se concentran en mercados pequeños, ni siquiera de nicho sino clientelares.


La última frontera en la reducción de tasas no está en la imposición de techos per se, sino como bien comentan algunos analistas y practicantes, en que el mercado silencioso que atienden hasta ahora, es decir, los clientes de microfinanzas, sigan madurando en el tema de costos y eficiencia en el servicio que ofrecen las IMF. Si éstas, ensoberbecidas por las grandes rentabilidades obtenidas a costa de un mercado inerme no voltean a ver esto, en pocos años no serán la opción para sus clientes actuales.


(*) Doctor en Economía; profesor de la Universidad Anáhuac del Sur y la UNAMCorreo electrónico: horaesquivel@gmail.com

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