Tiempo de crisis: una lección para nuestras pymes, una lección para nuestra sociedad

• ¡Despertemos pymes!
• Por Mario Barron Pérez-Moreno (*)

El Financiero en línea

Si hay algo que en otros países nos critican a los mexicanos hasta la fecha, es nuestra falta de unión, esa falta de solidaridad entre nosotros, el que pongamos el pie a nuestros paisanos; el que nos de gusto que al vecino le vaya mal; el que no sepamos trabajar en equipo, todo esto provoca desde la falta de motivación hasta una productividad poco eficiente hablando del tema que nos interesa, nuestras empresas; los argentinos dicen que somos “odiosos” entre nosotros mismos, los brasileiros, nos llaman “malhos parseiros”, malos camaradas.

Creo que en México aplicamos el término “malinchismo” para estas cuestiones, desde los malos compañeros de escuela a los malos subalternos del trabajo, malos jefes con malos empleados, mal socio con mal socio y del trabajo pasamos a la celebración de un convenio entre dos empresas que luego, posiblemente una parte no respetará. Esto no debe ofendernos, mas bien hacernos reflexionar.

Nepotismo, prepotencia, abuso de confianza y engaño, son elementos negativos que han hecho estragos en la confianza de las empresas mexicanas y en sí, de toda la sociedad, al grado de que muchos han perdido oportunidades si se habla de crear lazos dentro y fuera del país o básicamente de crear riqueza y bienestar para todos; no obstante, hay algunas personas y algunas pymes que buscan salir adelante y lograr un lugar en el mercado, ellas buscan acabar con estas faltas.

NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO

Para efectos prácticos, suelo referirme a aquellos vicios de nuestra idiosincrasia como la “cultura errónea de sacar ventaja” (ver artículo ) , una verdadera sintomatología que a la larga se traduce en poca capacidad de crear valor agregado. ¿Alguna vez se ha preguntado si se tiene que ser un infeliz (por no usar un adjetivo más fuerte, aunque seguro sabe usted a cuál me refiero) para que le vaya bien en la vida? Es increíble, pero generación tras generación, nos han inculcado que “el que no tranza no avanza”, que “cada minuto nace un tonto en algún lugar del mundo” o que simplemente es una ley del asfalto verle la cara a otro, “o la ves o te la ven” o ¿será que se lleva en los genes?

Existen personas de inteligencia prodigiosa, excelentes vendedores de su propia imagen, oradores sobresalientes cuya visión los hace distinguirse de los demás, personas dignas de admiración, gente de potencial vaya, que ante los medios y como primera impresión, construyeron casi de la nada empresas una vez pequeñitas y las convirtieron en fuertes compañías con prestigio o al menos con proyección internacional. Si a esto agregamos una apariencia impecable, un buen manejo de la comunicación y un mensaje de “compromiso con el país, grandes proyectos y preocupación por los otros”, es prácticamente inevitable sentirnos cautivados por ellos y creer que son ejemplo a seguir.

Pero en muchos de esos casos, no vemos lo que hay realmente detrás de esa fachada, hasta que nos toca estar dentro. Muchos de esos “visionarios asesores o consultores corporativos o de comercio exterior, especialistas de la nueva generación” no son sino estafadores (mexicanos o extranjeros) que se aprovechan de la ilusión e ignorancia de personas que quieren emprender o incluso de empresas que cuentan con ciertos recursos y que quieren conquistar un mercado extraño.

Explotadores que exprimen y maltratan a sus empleados, muchas veces jovencitos recién graduados, quienes hacen todo el trabajo pesado con salarios de miseria, cero prestaciones, aguantando muchas veces horas extras no remuneradas, horas de no comer y que luego no obtienen si quiera una muestra de aprecio a su esfuerzo o ya de “perdida” un pequeñito gracias. Al final son cruelmente despedidos o mas bien se les incita a “presentar su renuncia”, traicionando con eso su lealtad, pero lo peor de todo, son personas que en un ambiente tan poco sano, les hacen sacar lo peor de sí mismos, algo que quizás ni ellos sabían que tenían. Otro detalle nefasto de aquellos personajes es estafar al cliente, cobrar cifras estratosféricas por trabajos e investigaciones “googleadas” o simplemente, el hecho de que prometan algo en lo cual carecen de experiencia, que no es lo mismo que aprender sobre la marcha.

LA LEY DE LA JUNGLA SE ESTÁ DEROGANDO

Existen malos socios, que se aprovechan de la buena voluntad de gente que cree en ellos y resultan con incumplimientos de convenios, violaciones de contratos, ocultamiento de utilidades, robo de dinero, robo de clientes, etcétera... que me dice usted del ejemplo clásico del abogado experto que se aprovecha de la desesperación y repito, ignorancia de unos ciudadanos indefensos a quien por ejemplo, un mal experto contable cometiendo un fraude, digamos fiscal, los ha involucrado haciéndolos responsables solidarios y luego el experto en derecho consultado, les quiere cobrar una cantidad de dinero que no tienen, para realizar un procedimiento urgente y en lugar de ello, se va de vacaciones con la novia. Pero, aunque al principio o durante un tiempo pareciera que estos “especialistas” son los únicos que ganan…al final, siempre caen. Pierden dinero y prestigio, dicen los chinos, “pierden cara”.

¿Le resulta familiar alguno de estos ejemplos? Tal vez piense que es parte de la naturaleza humana, que es inevitable y casi casi, la ley del más fuerte o del más vivo. Desde pequeños aprendemos a engañar en ciertas ocasiones para obtener algo que queremos, como si se tratase de un factor propio de nuestra cultura, por eso mismo, sorprende ver a niños por otra parte, que a corta edad, muestran una integridad moral férrea.

No es mi intención dar una clase de ética, ni tengo la autoridad suficiente para hacerlo, pero toda esta corriente de pensamiento del “ser más listo que tu” está ya cobrando su factura: hemos sido testigos de cómo se han destapado gigantescos fraudes de los grandes consorcios financieros, favorecidos al inicio por el modelo vigente de la globalización, decisiones totalmente externas que han provocado encarecimientos bárbaros de alimentos, el derrumbamiento del sistema inmobiliario, cierre y quiebra de empresas grandes, medianas, pequeñas y micro y lo más grave, pérdida masiva de empleos, riqueza para un puño y pobreza extrema para millones. La falsa promesa de la prosperidad, la pérdida total de la confianza. Creo que hemos malentendido lo que es la ambición en verdad.

LA FALTA DE CONFIANZA YA ESTÁ CAUSANDO PÉRDIDAS ECONÓMICAS

Llama la atención que el mismo Tony Blair, ex primer ministro de Inglaterra, en la clausura de la última reunión de Davos, cuando se refirió a la crisis financiera mundial, dijo que la culpa no la tuvo la libertad de mercado, ni las empresas que hicieron uso de esa libertad, sino la falta de valores en el sistema financiero.

En otras palabras, la moral no es un árbol que da moras, la falta de valores causa a la larga desconfianza de los otros y siendo prácticos, no es que debamos ser santos, sino que aquella falta ha brindado fuertes pérdidas monetarias al dar sus primeros frutos, en pleno siglo XXI.

Esto está ocurriendo a nivel mundial, pero en este caso, nos interesa lo que ocurre en nuestro México, hemos sido arrastrados a una crisis global sin precedentes, al menos desde 1929 y puede percibirse con la caída de ventas de cualquier negocio que usted me diga; las empresas no confían, pero necesitan recursos, las instituciones de crédito como bancos no aportar créditos en tiempos de crisis, porque no confían en la capacidad de pago de las pymes y porque éstas muchas veces no cumplen con sus requerimientos, cabe entonces preguntarnos, ¿en nuestro nivel pyme y personal, cuál es la alternativa que tenemos en este contexto?

ACTITUD + APTITUD = ALTITUD

No todo es negativo, a pesar de todo lo que hemos charlado en este artículo, si recordamos también que ya hemos escuchado bastante que crisis es oportunidad, nos toca ahora comprender qué significa esto a gran escala, empecemos a ser una versión mejor de nosotros mismos, empecemos en casa, sí se puede, no todos somos corruptos, sí hay gente con valor, con coraje de provocar un cambio y esta gente no se compone de superhéroes, sino de gente común como usted o yo.

En abril 3, se leyó en los principales diarios que en el Distrito Federal han cerrado más de 15 mil pymes que no pudieron soportar el embate crítico y por falta de apoyos. Pero también se pudo leer al mismo tiempo que como acontecimiento histórico, en la reunión G-20 realizada en Londres, Inglaterra a propósito y en donde México tuvo una participación notable, se concluyó con el compromiso de ayuda común por un billón de dólares, para hacer frente a la crisis, como si la misma impulsara la unión firme de todos estos países.

Esperemos que esta ayuda sea efectiva y eficaz, en tanto, traduzcamos esa intención en nuestro nivel pyme; la estrategia a seguir consiste en el cambio de actitud, en fomentar aunque no sea fácil al principio, una cultura de unión entre nosotros, de complemento, esto no es un montón de palabras bonitas, en varios países forma parte de verdaderos planes de acción empresarial como las redes de valor en China; formemos lazos, alianzas que beneficien a todos, olvidemos las operaciones de sumas cero, donde para ganar el otro debe perder, al final, con esa mentalidad todos pierden. La unión hace la fuerza reza el viejo dicho pero aún más, para nosotros, la unión hace la especialización, la disminución de costos logísticos, la flexibilidad de procedimientos y la continua mejora de nuestros productos y servicios, la conquista de otros mercados. No hablamos sino de la cultura del networking o mejor aún, del friendnetworking. Dicen que la sangre llama y señores, los íntegros también se atraen unos a otros.

La estrategia a seguir consiste en saber ver y aprovechar la oportunidad, a lograr la especialización, en aprender la lección, en lograr la verdadera ambición: compañías prósperas con todo y competencia, un país que sabe aprovechar al máximo sus grandes recursos; esto es tarea del gobierno, academia, empresas y sociedad, codo con codo; como bien dice el señor Ary Kahan, la actitud sumada a la aptitud, nos lleva sin lugar a dudas, a la altitud, por ello, hagamos la diferencia.

¡Adelante pymes!

(*)Co-Editor de Estrategia Pymes y analista económico

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